Tenía 11 años. Mientras otros niños coleccionaban cartas, yo coleccionaba comandos. Mi padre me dio un ordenador con Linux – no porque fuera más fácil, sino porque quería que entendiera cómo funcionan realmente las cosas por dentro.
Descubrí que con un teclado y algo de lógica podía crear mundos, resolver problemas, hacer que una máquina hiciera exactamente lo que yo quería. Esa sensación – esa mezcla de poder y curiosidad – fue el big bang de mi universo profesional.
El nacimiento de un maestro
Aquí está lo que lo moldeó todo: no podía guardarme lo que aprendía. Cada problema que resolvía, cada configuración que descifré, cada momento "¡eureka!" – escribía sobre ello en mi blog. No por fama o dinero (¡tenía 11 años!), sino porque genuinamente quería ayudar a la siguiente persona que enfrentaría el mismo desafío.
Ese blog creció más allá de mis expectativas más salvajes. Gente de todo el mundo encontraba mis soluciones, dejaba comentarios, compartía sus propios descubrimientos. Me di cuenta de algo profundo: el conocimiento compartido se multiplica, el conocimiento guardado muere.
El largo viaje del aprendizaje
Mientras crecía, esa pasión me llevó por el camino esperado: carrera de Ingeniería del Software, luego un Máster en Inteligencia Artificial. Pero esto es lo que no era esperado – hice ambos mientras trabajaba. Primero como freelancer, construyendo soluciones de software a medida, luego en una consultora enfrentando desafíos empresariales.
Esos primeros años trabajando me enseñaron algo que las universidades no enseñan: cómo escuchar problemas reales, negociar plazos realistas, y entregar soluciones que realmente funcionen en el mundo real desordenado.
De constructor a líder
Hoy trabajo en una empresa de producto donde lidero múltiples equipos de ingeniería. He construido sistemas que sirven a millones de usuarios, arquitecturado data warehouses con ClickHouse, liderado equipos de plataforma y operaciones, y formado equipos de ingeniería de datos desde cero.
He dado charlas en conferencias, enseñado clases en universidades, dirigido workshops para emprendedores no técnicos que buscan digitalizar sus negocios. Mantengo este blog, tengo un canal de YouTube, y constantemente comparto lo que aprendo.
Pero en algún punto del camino, hice un descubrimiento que lo cambió todo: ver a alguien de mi equipo superar un bloqueo y lanzar su proyecto me daba más satisfacción que lanzar el mío propio.
La verdadera magia no está en el código que escribes – está en la confianza que le das a alguien más para escribir el suyo.
Por qué existe Pirobits
Pirobits es mi respuesta a una pregunta que me obsesiona: "¿Qué habría necesitado hace 15 años para llegar a donde estoy hoy más rápido, con menos errores, y más confianza?"
No es solo un blog o una comunidad. Es el mentor que me habría gustado tener. Un lugar donde la teoría se rinde ante la práctica, donde la IA es una herramienta para crear (no un fin en sí misma), y donde tu idea de negocio recibe la guía técnica que necesita para ver la luz del día.
He visto demasiadas ideas brillantes morir en cuadernos mientras otras mediocres triunfan simplemente porque alguien realmente las construyó. He visto gente talentosa luchar con decisiones técnicas que podrían haber sido atajos, no obstáculos.
Mi misión es simple: darte el conocimiento, la confianza y las herramientas para que puedas sentir esa misma magia que sentí a los 11 – la magia de dar vida a tus ideas.
Lo que me impulsa hoy
Cada día trabajo con tecnologías que son solo medios para un fin: React, Node.js, Python, Go, Docker, Kubernetes, ClickHouse, pipelines de datos, CI/CD, infraestructura como código – todas son solo herramientas en la caja de herramientas.
Lo que me emociona es usar estas herramientas para ayudar a gente como tú – ya seas un fundador no técnico con una visión o un desarrollador que quiere subir de nivel – a convertir ideas en productos que la gente realmente usa y ama.
Porque al final del día, la mejor tecnología es la que resuelve problemas reales para gente real. Y el mejor maestro es alguien que ha estado en tus zapatos y quiere ayudarte a caminar el sendero un poco más rápido.
Para eso estoy aquí. De eso se trata Pirobits.